Cuando estés en la plaza, tienes que saber que en la época en la que se edificó el anfiteatro, (siglo I a.C.), éste estaba fuera de las murallas que rodeaban la ciudad. La estructura la conformaban veinticuatro gradas, que estaban sostenidas por cincuenta y cuatro bóvedas que descansaban en otros tantos pilares. Durante la Edad Media las columnas y el mármol del anfiteatro, ya en ruinas, sirvió como material de construcción para muchas otras viviendas e iglesias de la ciudad.
Por ser "cantera de materiales", la zona era conocida como "la grotta", todavía hoy es un nombre popular con el que se denomina la plaza, de hecho puedes tomarte un panino (bocadillo) de la tienda de alimentación que lleva este nombre (www.alimentarilagrotta.com), mientras disfrutas del la acogida que te ofrece el entorno.
Volvamos a la historia, sobre las ruinas se fueron construyendo casas modestas que aprovechaban las losas de la obra romana y de ese modo se conservó la forma elíptica. La plaza sirvió de cárcel, de almacenes... pero el espacio siempre conservó un ambiente de ágora donde se reunían los vecinos a debatir sobre los temas de actualidad de Lucca. Hasta que en 1830, el arquitecto Lorenzo Nottolini diseñó y construyó la plaza tal y como la vemos hoy. Derribó algunas construcciones y uniformó a la planta baja la ininterrumpida línea circular de las casas. Todavía hay algunos elementos de origen romano en las construcciones. Pero, de las cuatro puertas o bóvedas de acceso a la plaza, sólo la del lado este (la más baja), es copia de las originales romanas, las otras tres son diseños posteriores. Por último, si encuentras una cruz en un azulejo, en el centro de la plaza, tienes que saber que simboliza el punto de intersección entre las cuatro puertas.
Disfruta del panino, de un helado o de la música que suele haber en la plaza y siente cuánta historia te rodea y cuánta hay bajo tus pies.
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